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Barrio de Gràcia. Las plazas

Donde la vanguardia y la modernidad se encuentran en la calle

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Un barrio con alma de pueblo y un carisma forjado especialmente en sus plazas, verdaderos núcleos de la vida lúdica y social de sus habitantes. Con la anexión de la villa de Gràcia, Barcelona ganó un barrio donde la vida se hace en las plazas, cada una con su personalidad y su historia.

Gràcia es un barrio vivo, con un núcleo comercial que va desde la tradición hasta el arte más moderno, y es el barrio de Barcelona por excelencia en restauración de todo tipo.

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Un lugar donde descubrir el alma de Barcelona

Gràcia nació como un pueblo de casas aisladas a finales del siglo XVII. Con la industrialización y la urbanización de la villa nacieron las plazas, que no solo canalizan la vida social y lúdica de sus habitantes, sino que hacen de este barrio uno de los más carismáticos de la ciudad.

Un barrio con un pasado de lucha y cooperativismo; no en vano, sus dos mercados llevan los nombres de Libertad y Revolución (hoy en día, este último se conoce como Abaceria). De cualquiera de sus calles estrechas, de núcleo rural, surge una pequeña plaza donde poder sentarse y ver pasar la vida.

Cuando llegues a Gràcia, podrás pasear por plazas históricas como la del Diamant, que esconde un refugio antiaéreo de la Guerra Civil. Esta plaza dio nombre a una de las novelas más famosas de Mercè Rodoreda y, en su honor, encontrarás hoy la escultura dedicada a la Colometa, protagonista del libro.

En la Plaza de la Vila podrás admirar el campanario, antes conocida como Plaza de Rius i Taulet, donde se encuentra la sede del distrito y, muy cerca, disfrutar del ambiente de la Plaza del Sol, un verdadero centro de reunión para los jóvenes del barrio, que llenan las terrazas y el mismo suelo de la plaza.
Más al sur, sentirás el ritmo de la rumba catalana, que nació en las plazas del Raspall y del Poble Romaní, que congregan a la comunidad gitana del barrio.

En la Plaza Revolución podrás sentarte bajo la sombra de los árboles y subir por la calle Verdi hasta llegar a la Plaza de la Virreina, dominada por la pequeña parroquia de Sant Joan. Ya en la parte norte del barrio, puedes relajarte en la Plaza del Nord y en la de Rovira i Trias, donde tienes la posibilidad de compartir asiento con el arquitecto que da nombre a la plaza y que construyó, entre otros, el Mercado de la Concepción y el famoso Mercado de Sant Antoni.

Si visitas Barcelona en el mes de agosto, no te pierdas las fiestas del barrio de Gràcia, las más famosas de toda la ciudad.

 

¿Cómo llegar al barrio de Gràcia?

Desde la parada de Passeig de Gràcia - La Pedrera de las Rutas Azul y Roja del Barcelona Bus Turístic, llegarás al barrio de Gràcia cruzando la Avenida Diagonal, para poder visitar sus plazas más conocidas.

 

Para los más curiosos

  • En abril de 1870 se produjo la Revuelta de las Quintas cuando el gobierno quiso que los mozos sirvieran obligatoriamente en el ejército. Varios pueblos del llano de Barcelona se rebelaron y los habitantes de Gràcia fueron avisados de la llegada de las tropas con los toques de la campana de la Plaza de Oriente, actualmente Plaza de la Vila. Aunque los militares no dejaron de lanzar cañonazos durante los seis días que duró el asedio, no lograron destruir “la Marieta”, la gran campana que siguió sonando con su tono agrietado.
  • La villa de Gràcia se anexionó definitivamente a Barcelona en 1897. Previamente había sido un pueblo de masías, conventos religiosos y alguna casa de veraneo, pero con la industrialización del siglo XIX, en estas tierras se instalaron industrias y los dos núcleos quedaron conectados por el Passeig de Gràcia.