Muralla Romana | Hop on Hop off Barcelona

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Muralla Romana

Una fortificación con más de dos mil años de historia

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Barcelona conserva torres, puertas y fragmentos de las murallas que los romanos levantaron el siglo III d. C. para defender la ciudad. En el Barrio Gótico, podrás contemplar la entrada al decumanus romano y dos impresionantes torres defensivas, así como un sector de muralla romana sobre el que se añadieron bóvedas de estilo gótico en época medieval.

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¿Por qué visitar la muralla romana?

La nueva muralla o segunda muralla de Barcino, que son los restos que podemos observar en la actualidad, se construyó sobre los cimientos de la primera, levantada en el siglo I a. C. Las primeras incursiones de francos y alamanes a partir del año 250 suscitaron la necesidad de reforzar las murallas y, bajo el mandato imperial de Claudio II, Barcino inició las obras de mejora de las fortificaciones.

Desde finales del siglo III y hasta principios del IV, Barcelona levantó un doble muro de hasta 8 metros de grosor en algunos tramos, con entre 70 y 80 torres de dos plantas de unos 18 metros de altura, la mayoría de base rectangular y 10 con base semicircular, situadas en las puertas. Estas eran tríforas, con una apertura central más ancha para el tráfico rodado y dos laterales, más reducidas, para los peatones. En el piso superior de las torres se abrían ventanas de medio punto cuyo fin era proteger la ciudad del exterior. El gran número de torres en un perímetro de muralla relativamente pequeño, de entre 1.220 y 1.350 metros, hizo que Barcelona fuera conocida como «la ciudad coronada».

Uno de los lugares donde mejor se pueden contemplar las puertas de la muralla, que estaban flanqueadas por torres a una distancia de hasta diez metros, es la plaza Nova, junto a la catedral de Barcelona. En esta plaza se conserva la Porta Praetoria, conocida con el nombre de portal del Bisbe en la Edad Media, que daba acceso a la colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino por el decumanus. Flanqueando la puerta, se elevan dos torres cilíndricas originarias de la muralla romana, aunque en el siglo XII se incrementó su altura.

No obstante, para obtener una visión única del muro de la segunda muralla romana, hay que dirigirse a la plaza de Ramon Berenguer el Gran, donde confluyen la Barcelona gótica, la medieval y la romana, y donde se conserva un lienzo de muralla de principios del siglo IV d. C. Este fragmento es particularmente interesante, ya que se puede apreciar la superposición de bóvedas medievales sobre el muro romano. En esta plaza también encontrarás una estatua ecuestre de quien fue conde de Barcelona entre los años 1096 y 1131, obra de Josep Llimona. Durante el reinado de Pedro el Ceremonioso, en el siglo XIV, se construyó la capilla real de Santa Àgata, de estilo gótico, que se asienta sobre la muralla romana.

 

¿Cómo llegar a la muralla romana?

Desde la parada Barri Gòtic de la Ruta Roja del Barcelona Bus Turístic llegarás a la plaza de Ramon Berenguer el Gran desde la Via Laietana.

 

Para los más curiosos

  • ¿Sabías que...? Puedes seguir el trazado de la muralla romana, que en ocasiones se ve a simple vista y, en otras, queda oculta, con el siguiente itinerario: plaza Nova, avenida de la Catedral, calle de la Tapineria, plaza de l’Àngel, calle del Sots-Tinent Navarro, plaza dels Traginers, calle del Correu Vell, de l’Hostal d’en Sol, de Regomir, de Gignàs, d’Avinyó, dels Banys Nous y de la Palla.
  • Consejo del barcelonés: Si deseas descubrir los fragmentos de muralla más desconocidos, te proponemos que accedas al Archivo Histórico de la Ciudad, en la calle de Santa Llúcia. Al cruzar el patio encontrarás la parte interna de la muralla. También en el patio del Casal de Gent Gran Pati Llimona, en la calle del Correu Vell número 5, verás un imponente tramo de muralla, y si entras en la Sala de las Ruinas del edificio Termes del Centre Cívic Pati Llimona, podrás contemplar hasta 17 metros de muralla, incluyendo una de las puertas de entrada laterales para peatones, que se conoce como puerta de Regomir.
  • Imprescindible para: Trasladarse a los orígenes de Barcelona.